martes, 18 de junio de 2024

Los sofistas

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"A pesar de las diferencias entre ellos en cuanto a sus posiciones o sus centros de interés, los sofistas tuvieron temas de reflexión en común, que de ahí en más se constituyeron en bases esenciales del pensamiento retórico. En ese sentido, mostraron un interés marcado por el lenguaje, en tanto objeto de curiosidad, y también se preocuparon por la problemática de las relaciones entre la naturaleza y la ley. Como telón de fondo de esta reflexión, se planteaba una transformación profunda de las instituciones políticas. El nacimiento de la democracia requería que las decisiones se tomaran como resultado de debates argumentados y no fueran decisiones impuestas por un puñado de privilegiados. De modo que los sofistas tenían la ambición de educar a los ciudadanos tanto en el saber en general como en las técnicas de la retórica, con el anhelo de brindarles herramientas eficaces para la construcción de la democracia. Pero los sofistas adquirieron una mala reputación que ha llegado aún hasta nuestros días. Se la deben sobre todo a Platón, que como veremos fue quien les asestó el primer golpe. Dos de los más célebres sofistas, Protágoras y Gorgias, desarrollaron reflexiones sobre la naturaleza del ser y del lenguaje que no son ajenas a esa mala reputación." (De: Danblon, Emmanuelle, “La fonction persuasive”)

Gorgias (485 a. C.-380 a. C.)






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Nada existe. Si algo existiera, no se podría conocer. Si algo se pudiera conocer, no se podría comunicar"
Gorgias profesó con gran maestría la retórica, a la que consideraba como ciencia universal. Negaba ser maestro de virtud pero prometía hacer hábiles en hablar a sus discípulos. Según se cuenta, una de sus actividades cotidianas consistía en acudir a lugares públicos donde defendía encarnizadamente una tesis relativa a una cuestión cualquiera; una vez derrotados y convencidos sus interlocutores comenzaba a defender la tesis contraria hasta doblegar nuevamente a quien interviniese en la disputa, y así sucesivamente se contraargumentaba una y otra vez, haciendo gala de su retórica. Murió en Atenas con alrededor de 105 años.